Un siervo para Dios
Por:
Miriam Felau
"No sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor". Deuteronomio 8:3, NVI.
A la edad de 17 años, Charles Tindley sólo podía leer y escribir una palabra: gato. Al final de su vida, podía leer y escribir griego y hebreo, había predicado semanalmente ante miles de personas y había escrito himnos que se cantan aún hoy.
Casi al comienzo de su ministerio, Charles era pastor de una iglesia en Nueva Jersey, EE.UU. Era invierno, y había una fuerte tormenta de nieve afuera. No había nada más que pan duro para comer, y él y su esposa lo sumergieron en agua, para alimentar a sus dos hijos. A la hora del desayuno, Charles le pidió a su esposa que pusiera la mesa como siempre.
Ella le dijo:
-¡Pero, Charles, no tenemos nada para comer! Volvió a pedirle que pusiera la mesa. Así lo hizo, y todos se sentaron frente a los platos vacíos, mientras Charles oraba. La oración fue interrumpida por un hombre muy abrigado, que tenía los brazos llenos de comestibles. ¡Dijo que lamentaba llegar tarde, pero que realmente había estado nevando mucho! Dios había hecho provisión para ellos, cuando más lo necesitaban.
-¡Pero, Charles, no tenemos nada para comer! Volvió a pedirle que pusiera la mesa. Así lo hizo, y todos se sentaron frente a los platos vacíos, mientras Charles oraba. La oración fue interrumpida por un hombre muy abrigado, que tenía los brazos llenos de comestibles. ¡Dijo que lamentaba llegar tarde, pero que realmente había estado nevando mucho! Dios había hecho provisión para ellos, cuando más lo necesitaban.
Dios también proveerá para nosotros en tiempos de necesidad. Todo lo que tenemos que hacer es pedírselo.