Reflexion
Os recomiendo su lectura porque es verdaderamente conmovedor
este corto texto escrito por uno de los Latinoamericanos más
brillantes de los últimos tiempos.
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta
de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo
lo más que pudiera”.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva
pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que
significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que
cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría
cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás
duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me
tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi
cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que
envejecen cuando dejan de enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese
a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez,
sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He
aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la
montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma
de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su
pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene
atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro
hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero
realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me
guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir,
te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el
guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te
quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para
hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que
Nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te
olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy
puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no
esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una
sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para
concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que
los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles
“lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las
palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor
la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos
y seres queridos cuanto te importan.”
Gracias a Mario Smith por enviarlo
este corto texto escrito por uno de los Latinoamericanos más
brillantes de los últimos tiempos.
“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta
de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo
lo más que pudiera”.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva
pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que
significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que
cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría
cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás
duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me
tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi
cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que
envejecen cuando dejan de enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese
a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez,
sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He
aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la
montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma
de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su
pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene
atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro
hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero
realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me
guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir,
te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el
guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te
quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para
hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que
Nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te
olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy
puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no
esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una
sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para
concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que
los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles
“lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las
palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor
la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos
y seres queridos cuanto te importan.”
Gracias a Mario Smith por enviarlo
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