¿Por qué preocuparse?
Cuenta la historia de un hombre que criaba pollos.
Entre ellos había un gallo que, cuando cantaba ocasionalmente, molestaba grandemente alvecino.
Temprano una mañana el disgustado vecino llamó al granjero y sequejó: “¡Esa miserable ave suya me mantiene despierto toda la noche!”
“No entiendo”, respondió este. “Ese gallo apenas canta; pero si lo hace,no es nunca más de dos o tres veces”, dijo el granjero.“Ese no es mi problema”, replicó el vecino.“¡No es cuántas veces canta lo que me irrita!¡Lo que me mantiene despierto es no saber cuándo él vuelva a cantar!”
Muchos de nosotros somos como ese hombre. Nos preocupamos de dificultades y problemas que puedan surgir mañana. En vez de preocuparnos un día a la vez y regocijarnos en la suficiencia de Dios para el presente, nos ponemos ansiosos y pedimos prestados los problemas del futuro.
Si usted conoce a Cristo como su Salvador, lleve a su corazón Sus palabras que encontramos en Mateo 6:34:“No os acongojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá sufatiga: basta al día su afán”. Como usted escogió confiar en Él, Él le dará descanso para su alma, y la paz de Dios llenará su corazón y sumente. ¡Basta de perder el sueño pensando en tonterías, “¡esperando que cante el gallo”! ¡Preocuparse es poner interés en problemas que, si bien, puede que nunca lleguen!
Como siempre he dicho: "Las cosas que mas mal me hicieron, son las que nunca sucedieron".
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